Se llevó a cabo la plática de apertura del Mes de las Humanidades y Ciencias Sociales dentro de la facultad, titulada "¿Comes para vivir? o ¿Vives para comer? exponiendo temas como la salud emocional, sentido de pertenencia, estereotipos y redes sociales.
El pasado 4 de octubre, a las 14:00 horas de Tijuana en la Sala Horst Matthai Quelle, se dio inicio a la serie de actividades y conferencias del Mes de las Humanidades y las Ciencias Sociales en nuestra facultad. En esta ocasión, se inauguró con la conferencia "¿Comes para vivir? O ¿Vives para comer?" impartida por la Dra. Martha Patricia Bayliss Treviso.
"Nuestras emociones están estrechamente ligadas a nuestro comportamiento y por consiguiente, con nuestra alimentación. La comida ha jugado un papel fundamental en nuestra evolución de dinámicas sociales, estando presente en reuniones formales e informales como elemento representativo del ritual colectivo que ha prevalecido desde periodos prehispánicos", mencionó la Dra. Bayliss.
A su vez, explicó las diferencias entre nutrición y alimentación, recalcando que desde la infancia nuestro sistema cognitivo establece un vínculo que conecta nuestros sentidos con lo que consumimos, vemos e interactuamos a nuestro alrededor.
Agregó que, de la anterior manera, nuestra capacidad de memoria incorpora nuestras vivencias, personas, momentos específicos y emociones en un solo conjunto que se puede ver proyectado en algún platillo, mismo que dependerá de nuestra percepción (negativa o positiva) para determinar si es de nuestro gusto o no.
Por último, durante la sesión de preguntas la comunidad estudiantil y personal docente tomó uso del micrófono para expresar ideas y experiencias relacionadas con el contenido de la plática, haciendo énfasis en la polarización que hay en la relación de sus hábitos alimenticios y la correlación emocional con sus patrones de conducta.
Un resumen de los temas a tratar se puede apreciar en los siguientes párrafos:
- Actualmente, interpretamos a la ingesta de alimentos como un premio por haber cumplido con nuestras actividades cotidianas y terminamos considerándolo como el equivalente del elemento motivador del día. Incluso es posible que haya ausencia de hambre; pero debido al cambio de ritmo rutinario que cada persona tiene, nuestro subconsciente procesa la información que induce a la “necesidad” de ingerir la comida del día, tarde y noche.
- Se podría pensar que los trastornos alimenticios se manifiestan durante la adolescencia, pero no es así. Una de las disyuntivas más latentes que enfrentamos es la relación que hay entre la comida con el sentido de pertenencia y estereotipos. Durante la etapa infantil los niños pasan por el proceso de encuentro emocional al observar los comportamientos de los padres, la cantidad de afecto que reciben de ellos y consigo, asocian lo anterior con sus alimentos.
- Con base en lo que aprendan referente al apego que están desarrollando, apodos y en algunos casos la diferencia de crianza entre otros miembros de la familia (hermanos, primos) es cómo los infantes establecerán su vínculo con la comida, ya que lo traducirán como un premio u castigo y de esta manera llevarán ese antecedente hasta la etapa adulta.
- Todo se resume a que somos un ente bio-psico-social: genética, salud mental y calidad de relaciones interpersonales, mismos que dan como resultado a respuestas del porqué muchos prefieren comer solos, acompañados y tienen inclinación por sabores dulces, salados y amargos.
Fotografía por Área de difusión.
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